lunes, 30 de abril de 2012

HISTORIA DE LA DEMOCRACIA






En esta serie de videos la historiadora realiza un recorrido ameno por el desarrollo de la historia de la humanidad enfatizando el aspecto político, especialmente en el tema de la democracia desde su origen en la civilización griega hasta nuestros días.
Resulta interesante ver como los modelos políticos se reproducen en sus aciertos tanto como en sus desaciertos, salvo contadas excepciones muy puntuales, que resultan modelos dignos de emular especialmente por el respeto a los demás y sus ideas.

La palabra democracia deriva del griego.

DEMOS -  pueblo y KRATOS -  autoridad o poder.

Significa gobierno o autoridad del pueblo. De allí que se defina a la democracia como "la doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno y también al mejoramiento de la condición del pueblo".
El concepto básico de democracia se remonta a la forma de gobierno que utilizaban en Atenas y otras ciudades griegas a partir del siglo V (a.C.).
Lo que entendemos por democracia se origina en la práctica política de los antiguos griegos. La unidad política entre ellos era la polis, término que da origen a la palabra política y que suele traducirse por ciudad - estado, indicando así el hecho de que cada ciudad en la antigua Grecia podía encarnar su propio Estado, con muy diferentes formas de gobierno, leyes e instituciones.
Aunque ha habido dos ejemplos de "democracia" en la edad antigua (Atenas, Grecia, 600 a 400 antes de Jesucristo) y Roma (450 a 44 antes de Jesucristo), hay diferencias substanciales contra las democracias modernas. Ante todo, estas repúblicas antiguas fueron basadas en la esclavitud y no todos los ciudadanos tenían el derecho igual de votar.


La cercanía de estas múltiples formas de gobierno, y la propia genialidad de los griegos, generó un prolongado estudio y comparación de las mismas, que dio origen a la filosofía política occidental.
Sin duda, otros pueblos practicaron distintas formas de democracia, pero fue esta asociación de práctica política democrática y permanente pensamiento crítico respecto de la misma, lo que moldeó y dio nombre a lo que se espera hoy de un régimen político democrático.
La democracia se entendía como el gobierno de todos, en el cual cada ciudadano ejercía de modo directo su voluntad mediante votaciones en asambleas.
Los griegos nunca concedieron esta ciudadanía a las mujeres, ni tampoco cuestionaron la institución de la esclavitud, de modo que a nuestros ojos su democracia puede, en la práctica, resultar muy limitada, pero histórica y filosóficamente su esplendor es inagotable. También tuvo gran importancia en el origen de la democracia el movimiento pacíficamente revolucionario del cristianismo, que hizo desaparecer las supuestas diferencias naturales entre hombres libres y esclavos. Defendían la igualdad de todos los hombres ante Dios, sin distinción.
Entre los siglos XVI y XVIII la evolución del pensamiento político fue paulatinamente sumando argumentos en favor de la idea de democracia. La revolución del pensamiento renacentista y la Reforma luterana se sitúan en el origen de esta evolución, a mediados del siglo XVII y sobre todo durante el siglo XVIII se sucedieron nuevas formulaciones filosóficas, directamente incidentes en el sistema político que, siendo anteriores y superiores al Estado, se presentaban como intangibles e inalterables.
El erasmismo volvió a situar al hombre en el centro del universo, y el espíritu individualista y la libertad de pensamiento que respaldaba la Reforma, así como el culto a la razón que suscribían los pensadores más lúcidos, provocaron el cuestionamiento definitivo de la idea medieval del poder.
Al mismo tiempo que esta revolución intelectual se desarrollaba, el ascenso económico de una nueva clase social, la burguesía, encontraba en las limitaciones del sistema monárquico tradicional un motivo para luchar por su reforma. Ambos fenómenos se complementaron y, aunque también fueron instrumentalizados para elevar a la monarquía a su máxima depuración con el absolutismo (y posteriormente con el despotismo ilustrado), lenta pero progresivamente se fue extendiendo el deseo de participación política (las "ansias de libertad" que proclamaban sus precursores), a la vez que se generalizaba la idea de que el poder de la Corona se basaba más en el ejercicio de la fuerza que en ningún derecho sobrenatural.
Al residir en la conciencia individual del hombre el criterio fundado sobre la justicia y la corrección, el medio más seguro de preservar el bien público era sacar a la discusión razonable del pueblo los principales asuntos. Estas ideas se vieron complementadas por otro grupo fundamental de pensadores dieciochescos: Montesquieu, Rousseau y Voltaire: Montesquieu evidenció la necesidad de repartir el poder en estructuras estatales que se contrapusieran para evitar los abusos de poder y la tiranía, diseñando así la clásica división de los tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. Voltaire consolidó este edificio teórico basándolo en el principio de la soberanía popular y Rousseau acabó vinculando la legitimidad de todo poder a la voluntad general de los ciudadanos libremente expresada.

Las transformaciones económicas del siglo XVIII (la incipiente revolución industrial y, sobre todo, su hegemonía económica y mercantil), permitieron a la burguesía acometer el control del poder político y eliminar los privilegios nobiliarios que coartaban y entorpecían la propia dinámica de acumulación de capital. Para llevar a cabo esta tarea no solo se valió de la instrumentalización de la nueva filosofía política, sino que accedió a los títulos aristocráticos, hizo préstamos colosales a los nobles para tener hipotecada su actuación, atacó el considerable poder del clero y, cuando la mera existencia de los estamentos privilegiados se evidenció como el último reducto del Antiguo Régimen, los eliminó políticamente a través de revoluciones en las que contaron con el apoyo de las clases populares. 

En la actualidad, el concepto de  democracia no se limita al de una forma determinada de gobierno sino también a un conjunto de reglas de conducta para la vivencia social y política. La democracia como forma de gobierno es la participación del pueblo en la acción gubernativa por medio del sufragio y del control que ejerce sobre lo actuado por el estado. Como estilo de vida es un modo de vivir basado en el respeto a la dignidad humana, la libertad y los derechos de todos y cada uno de los miembros de una comunidad.

Estos son elementos claves de una democracia moderna:

o   Una constitución que define los derechos y los deberes básicos de los ciudadanos, las funciones del estado y los procedimientos de decisiones en la política. 
o   La separación de poderes entre el parlamento, el gobierno y los tribunales. 
o   Los derechos iguales (la abolición de la esclavitud y de los privilegios) 
o   El derecho igual de voto (una persona, un voto)

La democracia moderna evolucionó en Europa y Norteamérica como una reacción en el abuso del poder por reyes y duques. Este proceso duraba algunos cien años y incluso revoluciones, guerras civiles y períodos de la anarquía en la mayoría de los países. Las revoluciones casi siempre llevaron a la anarquía en vez de la libertad. Al contrario las evoluciones lentas durante una generación o más, establecieron sistemas políticos estables.


Winston Sánchez     000233169

1 comentario:

  1. Excelente trabajo, tanto por la estructura utilizada, como por los contenidos de muy buena calidad y coherentes con los propósitos u objetivos requeridos, además que la
    presentación es muy adecuada. Los felicito.
    Saludos

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